Antifones de la "O" | ADVENT

Perr a la nostra pregària la meditació de les antífones del Càntic de Maria que l’Església canta en les Vespres d’aquests dies i que ens parlen de l’expectació de la Santíssima Verge davant la proximitat del naixement de Crist. Són conegudes com “les antífones de la O”, perquè totes comencen per aquesta lletra, indicant l’exclamació de Maria en la proximitat del part; d’aquí prové l’expressió popular de “Maria de la O”. Per a la vostra utilitat us les transcric tot seguit, desitjant-vos una bona i santa preparació per al Nadal:

: Oh Saviesa de l’Altíssim, que abasteu totes les coses i les disposeu vigorosament i amb bondat, veniu a ensenyar-nos el camí de la prudència.
: Oh Senyor, cap de la casa d’Israel, que us apareguéreu a Moisès en la bardissa flamejant i li donàreu la Llei al Sinaí, veniu a redimir-nos amb el poder del vostre braç.
: Oh rebrot de Jesè, que us alceu com a bandera dels pobles, davant vostre els reis emmudiran i les nacions pregaran; veniu a alliberar-nos, no trigueu més.
: Oh clau de David i ceptre de la casa d’Israel: si obriu, ningú no tancarà; si tanqueu, ningú no pot obrir; veniu, traieu de la presó els encadenats que viuen a la fosca i a les ombres de la mort.
: Oh Orient, esplendor de la llum eterna i sol de justícia, veniu, il·lumineu els qui viuen a la fosca, al país tenebrós.
: Oh Rei i Desitjat de les nacions, pedra angular que de dos pobles n’heu fet un, veniu a salvar l’home que vàreu formar del fang.
: Oh Emmanuel, rei i legislador nostre, esperança i salvació de les nacions, veniu a salvar-nos, Senyor, Déu nostre.

---pendent de revisar corregir, traduïr i ampliar....de moment:



Antífonas de Adviento
Las antífonas de Adviento, también conocidas como antífonas mayores, o antífonas O (por la letra con la que comienzan) son antífonas utilizadas en la Liturgia de las Horas, durante las vísperas de los últimos días del Adviento en varias tradiciones litúrgicas cristianas.
Cada antífona es uno de los nombres de Cristo, uno de sus atributos mencionados en las Escrituras. Son:
En la tradición católica, las antífonas de Adviento se cantan o se recitan en las Vísperas desde el 17 de diciembre hasta el 23 de diciembre. También, después del Concilio Vaticano II, son cantadas o recitadas a modo de perícopa antes del Evangelio en la Misa de los días de semana entre el 17 y el 23 de diciembre, pues los domingos tienen perícopas propias. (véase nota a continuación sobre el uso inglés).
En la Iglesia de Inglaterra han sido utilizadas tradicionalmente como antífonas para el Magníficat en la oración vespertina durante este periodo y, aunque no se imprimían en el Libro de Oración Común, han sido desde hace tiempo parte de las fuentes litúrigicas anglicanas secundarias, como en el Libro de himnos inglés. De forma reciente han encontrado un lugar en los documentos litúrgicos principales de toda la comunión anglicana, incluida la liturgia del Culto Común de la Iglesia de Inglaterra.
Las antífonas de Adviento también se utilizan en muchas iglesias luteranas.
El himno O ven, O ven, Emmanuel (en latín, Veni Emmanuel) es un paráfrasis lírica de estas antífonas.
Las primeras letras de los títulos leídas en sentido inverso forman el acróstico latino «Ero Cras», que significa «Mañana, yo vendré», y reflejan el tema de las antífonas.
Orígenes
Se desconoce el origen exacto de las antífonas de Adviento. Boecio (480524/5) hace una breve referencia a ellas, sugiriendo de este modo su existencia en su época. En la Abadía benedictina de san Benito, en Fleury (cerca de Orleans), recitaban estas antífonas el abad y otros superiores de la abadía en rango descendente, y luego se entregaba un obsequio a cada miembro de la comunidad. Ya en el siglo VIII se utilizan en las celebraciones litúrgicas en Roma. El uso de las antífonas de Adviento en los monasterios era tan frecuente que expresiones como «no olvides las O» y «las grandes antífonas de Adviento» formaban parte del habla común. De este modo, podemos concluir que de alguna manera las antífonas de Adviento han sido parte de la tradición litúrgica desde los primeros tiempos de la Iglesia.
Los monjes benedictinos disponían estas antífonas con un propósito definido.1 Si se empieza por el último título y se toma la primera letra de cada una —Emmanuel, Rex, Oriens, Clavis, Radix, Adonai, Sapientia— se forman las palabras latinas "ero cras", que significan «Mañana vendré». Así Jesús, para cuya venida se han preparado los cristianos durante el Adviento y a quien se dirigen con estos siete títulos mesiánicos, les habla ahora: «Mañana vendré». De este modo, las antífonas de Adviento no sólo infunden intensidad a la preparación del Adviento, sino que lo conducen hacia su alegre fin.
Varias de estas antífonas han sido encontradas en algunos breviarios medievales.2
Análisis
La importancia de las antífonas de Adviento es doble. En primer lugar, cada una representa uno de los títulos del Mesías. En segundo lugar, cada una se refiere a la profecía de Isaías sobre la venida del Mesías. Las antífonas latinas provienen del Breviarium Romanum y las versiones en inglés son de la liturgia del Culto Común de la Iglesia de Inglaterra. Las citas bíblicas están tomadas de la Biblia de Jerusalén.
O Sapientia
Latín:
O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti,
attingens a fine usque ad finem,
fortiter suaviterque disponens omnia:
veni ad docendum nos viam prudentiae.
Castellano:
Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín,
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación.
Isaías había profetizado:
  • «Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.» Isaías, 11:2-3
  • «[...] trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto.» Isaías, 28:29
Compárese también con Eclesiástico 24:3 y Sabiduría 8:1.
Esta profecía también es relevante por el hecho de que describe cómo el Mesías «[...] [brotó] de los labios del Altísimo», lo que resulta muy significativo a la luz de la doctrina cristiana, enraizada en el primer capítulo del Evangelio según San Juan, según el cual Jesucristo, el Mesías, es el verbo encarnado de Dios Padre.
O Adonai
Latín:
O Adonai, et Dux domus Israel,
qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti,
et ei in Sina legem dedisti:
veni ad redimendum nos in brachio extento.
Castellano:
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley:
ven a librarnos con el poder de tu brazo.
Isaías había profetizado:
  • «Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.» Isaías, 11:4-5
  • «Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey: él nos salvará. Isaías, 33:22
Compárese también con Éxodo, 3:2 y Éxodo, 24:12.
O Radix Jesse
Latín:
O Radix Jesse, qui stas in signum populorum,
super quem continebunt reges os suum,
quem Gentes deprecabuntur:
veni ad liberandum nos, jam noli tardare.
Castellano:
Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos;
ante quien los reyes enmudecen,
y cuyo auxilio imploran las naciones:
ven a librarnos, no tardes más.
Isaías había profetizado:
  • «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.» Isaías, 11:1
  • «Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.» Isaías, 11:10
Jesé era el padre del rey David, y Miqueas había profetizado que el Mesías provendría de la casa y del linaje de David y que nacería en la ciudad de David, Belén. Miqueas, 5:1. Compárese también Isaías, 45:14, Isaías, 52:15 y Epístola a los romanos, 15:12.
O Clavis David
atín:
O Clavis David, et sceptrum domus Israel;
qui aperis, et nemo claudit;
claudis, et nemo aperit:
veni, et educ vinctum de domo carceris,
sedentem in tenebris, et umbra mortis.
Castellano:
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
Isaías había profetizado:
  • «Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.» Isaías, 22:22
  • «Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.» Isaías, 9:6
Compárese también con Isaías, 42:7.
O Oriens
Latín:
O Oriens,
splendor lucis aeternae, et sol justitiae:
veni, et illumina sedentes in tenebris, et umbra mortis.
Castellano:
Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
Isaías había profetizado:
  • «El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos.» Isaías, 9:1-2
Compárese también Isaías, 60:1-2 y Malaquías, 3:20.
O Rex Gentium
Latín:
O Rex Gentium, et desideratus earum,
lapisque angularis, qui facis utraque unum:
veni, et salva hominem,
quem de limo formasti.
Castellano:
Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo:
ven y salva al hombre,
que formaste del barro de la tierra.
Isaías había profetizado:
  • «Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre "Maravilla de Consejero", "Dios Fuerte", "Siempre Padre", "Príncipe de Paz".» Isaías, 9:5
  • «Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra.» Isaías, 2:4
Compárese también Isaías, 28:16 y Efesios, 2:14.
O Emmanuel
Latín:
O Emmanuel, Rex et legifer noster,
exspectatio Gentium, et Salvator earum:
veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.
Castellano:
Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,
esperanza de las naciones y salvador de los pueblos:
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.
Isaías había profetizado:
  • «Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.» Isaías, 7:14
(Emmanuel significa «Dios está con nosotros»).

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